¿Sabe alguien de
dónde viene el sueño que pasa, volando, por los ojos del niño? Sí. Dicen que
mora en la aldea de las hadas; que por la sombra de una floresta vagamente
alumbrada de luciérnagas, cuelgan dos tímidos capullos de encanto, de donde
viene el sueño a besar los ojos del niño.
¿Sabe alguien de
dónde viene la sonrisa que revuela por los labios del niño dormido? Sí. Cuentan
que, en el ensueño de una mañana de otoño, fresca de rocío, el pálido rayo
primero de la luna nueva, dorando el borde de una nube que se iba, hizo la
sonrisa que vaga en los labios del niño dormido.
¿Sabe alguien en
dónde estuvo escondida tanto tiempo la dulce y suave frescura que florece en
las carnecitas del niño? Sí. Cuando la madre era joven, empapaba su corazón de
un tierno y misterioso silencio de amor, la dulce y suave frescura que ha
florecido en las carnecitas del niño.”
(Zenobia
Camprubí: 1918. Ofrenda lírica (Gitánjali).
¿Hay alguien que sepa de dónde viene
el sueño que revolotea en los ojillos de un niño?
Sí, hay un rumor que dice
que habita en una aldea de hadas,
entre las sombras de un bosque,
iluminado tenuemente por luciérnagas,
en el que florecen llenos de encanto
dos capullos tímidos.
Desde allí viene a besar los ojos del niño.
¿Sabe alguien de dónde brota
la sonrisa que se esboza
en los labios de un niño dormido?
Sí, hay un rumor que dice
que un joven y pálido rayo
de la luna creciente
rozó una fugitiva nube otoñal
y así nació la sonrisa en sueños
bañada en el rocío del alba.
La dulce y suave ternura que inspira
el cuerpecillo de un niño
¿sabe alguien dónde estuvo
escondida tanto tiempo?
Sí, cuando la madre era pequeña
rodeaba su corazón
-en un tierno y silencioso misterio de amor-
la dulce y suave ternura que inspira
el cuerpecillo de un niño.
(Díaz Gárriz: 2014. Gitánjali.) Traducido
directamente do bengalí.
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