"Poso la vista en la gran cúpula acristalada que a lo largo del día ilumina con la luz del sol el patio central y que quizás sea lo más fotografiado del pueblo, no hay postal de Novariz en donde no salga. Varios alumnos entran en el edificio y yo sigo sus pasos. (...)
Siento el frío y la humedad del lugar, además del característico olor a azufre que tanto me llamó la atención cuando Germán me trajo de visita. Se debe a la fuente termal que hay en el patio, que de vez en cuando aún emana agua a cuarenta grados, vestigio de esa riqueza natural que un día hizo famoso al pueblo y que ahora muchos intentan recuperar; si en la ciudad de Ourense han conseguido atraer un turismo gracias a sus termas, ¿por qué aquí no?, se preguntan."
Carlos Montero. El desorden que dejas. Ed. Espasa. 2016. Pág. 35-36.
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