"Durante los primeros kilómetros siento como una nube negra acechándome, oprimiéndome el pecho, rondando a mi lado, pero mientras me voy alejando de Novariz, mi ánimo va cambiando. Me esperan mi ciudad, mis amigos. Pienso acelerar lo del piso, pero también voy a emborracharme. Sí, sin duda voy a agarrarme un buen pedo. Esa perspectiva hace que vea la vida de otra manera. Casi me pone de buen humor. Cuanto más me alejo, cuantos más kilómetros pongo entre mi coche y Novariz mejor me siento."
Carlos Montero. El desorden que dejas. Ed. Espasa. 2016. Pág. 183.
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