"Renegué de ella, la culpé de haberme convertido en un snob, en un pijo patético, y que lamentaba haberla conocido. Que me arrepentía del día que la invité a un café. Y que ojalá nunca hubiera venido a Novariz, porque así no la habría conocido. -Toma aire antes de seguir hablando. Reflexiona-."
Carlos Montero. El desorden que dejas. Ed. Espasa. 2016. Pág. 266.
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