sábado, 25 de febrero de 2017

Una visita al convento (IV)


"Como para ver el convento se necesita permiso del párroco solicitámoslo, aunque con recelo, pues por las cercanías se murmura que no siempre se presta de buen grado á facilitar la entrada al monasterio; pero nuestra sorpresa crece de punto al ver al mismo señor cura que, amable y sonrriente, nos invitaba á pasar.

De amabilidad suma, de cortesanía exquisita despues de lo que de él nos habian dicho, al encontrarnos con otro tan distinto quedamos verdaderamente sorprendidos, y en verdad que no nos explicamos el ódio que sus feligreses le profesan, ódio que al  fin y al cabo viene en perjuicio del convento, llegando su vandalismo hasta incendiarlo, como ocurrió no ha mucho tiempo.

Verdad  que le desembaldosó todos los patios y les destejó los claustros; que inutilizó, tapiándolas, casi todas las alas del edificio; que les deshizo la era; que les echó al maestro, pobre anciano de 80 años; que les cambió y desordenó la fiesta del lugar, y en fin, otra porción de cosas por el estilo; pero ¿quién se fija en esas pequeñeces? y mucho menos los de Osera que al fin y al cabo ya deben estar acostumbrados y saber prácticamente aquel refrán de “allá van leyes do quieran… abades”.

Y apropósito del maestro, no sabemos cómo el municipio consiente en perder sus derechos, pues los antiguos abades de Osera le habían concedido para siempre local en el convento para la escuela, pero al señor abad actual por lo visto le importa poco.

Echa al maestro fuera sin más ni más, y el infeliz al encontrarse con los utensilios de la escuela en la calle, busca la primera casa que á mano tiene y le coloca allí.

¡Quien tal hizo! Apenas le vé el cura, presenta denuncia por tener la escuela en un sitio impropio. La consecuencia es lógica.

Y no se crea que al delatar estos hechos nos mueve algún interés en ello, no; desconocido el maestro, desconocido el cura, no nos importa por ninguno."

Heraclio Pérez Placer,
“El Escorial de Galicia”, El Álbum Literario, 18 de novembro de 1888, nº42, páx. 3-4. 

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