“-¡Ave María! ¡Me
dijeron que estabas aquí y ando buscándote! Y luego, ¿ya te echaron fuera los
espíritus?
-Sí, señor – pudo contestar Minguiños con un
soplo de voz.
El recién llegado empezó a explicar muy alto
quién era; conocía a los padres de Minguiños y al hombre lobo que le había
pegado el mal, así como a las víctimas de los crímenes. Como que llevaba su
historia romanceada para que la cantase su nieta; si querían, podían
escucharla; se la había escrito un tal Porfirio Pérez, que era muy cuentista y
tenía un pico de oro.
El señor Manuel de Trives venía de Nuestra
Señora de la Barca, en Mugía, y se dirigía a San Andrés de Teixido; pero había
hecho alto en Santa Eufemia para ver si la Bienaventurada quería sanar a su
nieta, que estaba alelada.”
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