Plaza Feijóo en Oviedo, con su estatua |
La contribución
del Padre Feijoo fue fundamental para cambiar la mentalidad de su
época, al combatir las supersticiones y decantarse por un pensamiento
crítico, desde un apostura un tanto escéptica, por lo que fue denominado
el "Desengañador de las Españas", además de "Sol de España" y "Colón de
las Ciencias". Tuvo una gran influencia en la reforma de la
universidad.
Fue una de las primeras personas que defendió el
ideario feminista. En una de sus obras argumenta que "defender a todas
las mujeres es como ofender a todos los hombres", en pleno siglo XVIII,
"donde la mujer estaba plenamente postergada", apunta el director del
Museo Arqueológico de Ourense, Julio Rodríguez.
El Padre Feijoo
utilizaba un lenguaje "sencillo, natural, directo", que permitía hablar
de diversas materias en un mismo ensayo y dejar abiertas preguntas en
lugar de cerradas, por lo que entronca con la tradición de la literatura
mixta, tipo enciclopédica, que "abordaba varias materias sin ahondar
mucho", matiza Sánchez Ferro.
El archivero contempla al Padre
Feijoo como un pensador crítico. "Fue una persona con un saber
enciclopédico sobre muchas materias, sin ser realmente erudito en
ninguna de ellas. No destacó por ninguna aportación científica relevante
en ningún campo". Sin embargo, sobresale por su capacidad de
divulgación del pensamiento crítico, al cuestionar el pensamiento
deductivo aristotélico escolástico, que "daba el principio de autoridad
como lo más importante". En aquella época se consideraban
incuestionables los postulados de Aristóteles, Galeno y otros
científicos de renombre. Frente a este modelo, el Padre Feijoo, por
influencia de diversos movimientos europeos, se decantó por adoptar una
filosofía un tanto escéptica. Se sumó al pensamiento inductivo, que le
permitía llegar a conclusiones, tras analizar numerosos casos
particulares. Esto se encuentra en línea con el pensamiento científico
actual. Mediante esta técnica, desveló muchos errores que había en el
pensamiento común, como falsos milagros y supersticiones, demostrando
que tenían explicaciones naturales.
Tenía una pluma fácil. Sánchez
Ferro destaca que el Padre Feijoo "escribía de primera mano y casi no
retocaba luego los ensayos". Tiene 280 escritos. Ocho tomos del Theatro Crítico Universal, el suplemento y cinco tomos de las Cartas eruditas y críticas.
El
Padre Feijoo fue continuador del Padre Sarmiento en algunas áreas del
conocimiento. La colaboración entre ambos fue estrecha. Ferro se
posiciona entre los que consideran que el Padre Sarmiento fue "algo
menor", a pesar de que tuvo más peso en el campo de la erudición. "El
Padre Sarmiento ejerció oficiosamente de secretario del Padre Feijoo.
Sarmiento era quien le proveía de lecturas, desde Madrid, porque a
Oviedo no llegaban las novedades científicas de Europa", señala.
El
Padre Feijoo tuvo importantes apoyos y grandes defensores entre la
intelectualidad madrileña, de los jesuitas, de los benedictinos -su
propia congregación- de Fernando VI, que sacó un edicto en el que
prohibía que se cuestionasen sus obras, y de Carlos III. Pero también
sufrió importantes ataques, de Salvador Joseph Mañer, que publicó el Anti-Theatro Crítico,
porque Feijoo puso en cuestión con sus ensayos el modo de vida de
muchas personas. Entre otras polémicas, criticó las cátedras
universitarias, porque "siempre estaban impartiendo las mismas materias,
sin entrar en la sustancia de las cosas". También tuvo una
confrontación con el franciscano Soto Marne, después de que Feijoo
explicara que el milagro atribuido a las flores de San Luis lo
propiciaban unos gusanos, actividad de la que vivía mucha gente.
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