http://www.significantcemeteries.org/2016/09/cemetery-of-saint-francis.html#more
miércoles, 1 de noviembre de 2023
viernes, 14 de octubre de 2022
Festa do amor
Namoradiño de todo anda o esquío da súa esquía. Lévalle unha noz ferreña
-as que máis lle gustan a ela- para selar o compromiso. O parrulo -por
fin- convidou a un paseo polo río
Barbaña á súa linda parruliña. A anduriña e a lavandeira andan
preparándoo todo para que o día de pedida da súa amiga a pega, sexa todo
un éxito. A Lúa dixo que deixará por un intre de alumear para agasallar
a todos coa media luz romántica e propicia para conseguir un feixe de
bicos roubados. Don Moucho vai ler o regramento para que todos
aproveiten a maxia do día de San Valentín. 'Quen roube máis bicos será o
gañador; quen non se bique con ninguén, será expulsado de inmediato da
Fraga da Ilusión. Porque quen non sabe bicar non é digno de vivir aquí',
dixo con voz moi grave. Dona Curuxa cantará no concerto nocturno en
honor ós casamenteiros. E daráselle palliñas secas de balde (por fin
conseguiuse a subvención!) a aqueles que vaian ser pais na primavera.
Teceranse cortinas de hedras nas portas e ventás de quen gañe o concurso
de namorar facendo uso das artes dos silencios e das rimas. Será o
seductor reiseñor quen, un ano máis, conquiste o doce corazón das súas
amantes?
Pero? que fago eu aquí perdendo o tempo! Se estou convidada á festa e
aínda teño que tecer o traxe da Ninfa da Auga cos seus encaixes brancos
para que destaque, maxestuosa, na alfombra vermella da Gala do Gran
Amor!
Marina Sánchez Soto (La Región 14/2/2014)
viernes, 20 de mayo de 2022
Lucila Valente
miércoles, 30 de marzo de 2022
Que la vida va en serio...
Convivimos cuatro años en el internado, siempre en la misma habitación. Éramos cómplices.
Me contó: estos últimos años vive casi como una anacoreta en la zona de Lobios, retirado de la Guardia Civil. Fue a finales de los 60 cuando fuimos por primera vez de putas. Habíamos visto en “La dolce vita” a Anita Ekberg lucir sus senos generosos. Como toda nuestra generación, perdimos la virginidad en aquel alegre y sórdido ‘barrio’ de la calle Villar. ¡Ah!, lluvioso anochecer, cien pesetas cada uno, esperando turno, mientras las palanganeras hacían su trabajo lavando ‘nuestras partes’. La mujer preguntó a mi amigo: “¿Gozaste, vida?”. Mi amigo respondió un poco avergonzado: “Sí, señora”.
Pero quiero contarte de aquel muchacho que dormía en la litera, arriba. Algunas noches lloraba silenciosamente. Sus padres llevaban muchos años emigrados en Alemania. Con frecuencia le enviaban regalos, y a mí me daba un poco de envidia. Pero, para sorpresa mía, abría los paquetes con desdén, enfadado y algo triste.
Al apagarse las luces, fumábamos clandestinos un ‘bisonte’ a medias. Ciertas noches me contaba sus cuitas: “Marcharon para Francfort cuando yo tenía siete años, crecí con mis abuelos, son a los que quiero. Mis padres vienen una vez al año y para mí son unos extraños. Los odio. Mis brazos se niegan a abrazarlos. Se enfadan conmigo porque los trato de usted”. Para que olvidase, yo le decía que me enseñase el silbido de las aves.
(Hace unos días cuando me visitó, me dijo: “¿Te acuerdas cuando perdimos la virginidad? Se llamaba Maruja, tenía los pechos grandes como quesos manchegos, nosotros teníamos quince años”.
Después, muy serio me contó: “Al salir del internado me metí en la Guardia Civil; pedí el lugar más peligroso del País Vasco, allí estuve toda mi carrera. Acudí a muchos entierros de compañeros. Bebí mucho, me llevé una gallega y no la traté como merecía. Sentí el rechazo de todo el mundo, oí las voces de algún torturado.
Todavía hoy, al caminar, presiento que me persiguen perros de presa. El psiquiatra del ‘cuerpo’ hurgó certero en mi infancia”. Caminamos por la ciudad. Recorrimos juntos la desolada calle Villar, allí me confió: “¿Sabes?, tengo ese mal que tienen muchos hombres, la maldita próstata”. Como cuando estaba en la litera, le dije: “Anda, enséñame el canto de los pájaros”.
viernes, 18 de febrero de 2022
Ulysses 65
Before Nelson’s pillar trams slowed, shunted, changed trolley, started for Blackrock, Kingstown and Dalkey, Clonskea, Rathgar and Terenure, Palmerston Park and upper Rathmines, Sandymount Green, Rathmines, Ringsend and Sandymount Tower, Harold’s Cross. The hoarse Dublin United Tramway Company’s timekeeper bawled them off:
—Rathgar and Terenure!
—Come on, Sandymount Green!
James Joyce. Ulysses. 1922. Capítulo 7. Edición on-line Project Gutenberg.
jueves, 17 de febrero de 2022
Ulysses 64
Martin Cunningham, first, poked his silkhatted head into the creaking carriage and, entering deftly, seated himself. Mr Power stepped in after him, curving his height with care.
—Come on, Simon.
—After you, Mr Bloom said.
Mr Dedalus covered himself quickly and got in, saying:
—Yes, yes.
—Are we all here now? Martin Cunningham asked. Come along, Bloom.
James Joyce. Ulysses. 1922. Capítulo 6. Edición on-line Project Gutenberg.
miércoles, 16 de febrero de 2022
Ulysses 63
By lorries along sir John Rogerson’s quay Mr Bloom walked soberly, past Windmill lane, Leask’s the linseed crusher, the postal telegraph office. Could have given that address too. And past the sailors’ home. He turned from the morning noises of the quayside and walked through Lime street. By Brady’s cottages a boy for the skins lolled, his bucket of offal linked, smoking a chewed fagbutt. A smaller girl with scars of eczema on her forehead eyed him, listlessly holding her battered caskhoop.
James Joyce. Ulysses. 1922. Capítulo 5. Edición on-line Project Gutenberg.
martes, 15 de febrero de 2022
Ulysses 62
Mr Leopold Bloom ate with relish the inner organs of beasts and fowls. He liked thick giblet soup, nutty gizzards, a stuffed roast heart, liverslices fried with crustcrumbs, fried hencods’ roes. Most of all he liked grilled mutton kidneys which gave to his palate a fine tang of faintly scented urine.
James Joyce. Ulysses. 1922. Capítulo 4. Edición on-line Project Gutenberg.lunes, 14 de febrero de 2022
Ulysses 61
Ineluctable modality of the visible: at least that if no more, thought through my eyes. Signatures of all things I am here to read, seaspawn and seawrack, the nearing tide, that rusty boot. Snotgreen, bluesilver, rust: coloured signs. Limits of the diaphane. But he adds: in bodies. Then he was aware of them bodies before of them coloured.
James Joyce. Ulysses. 1922. Capítulo 3. Edición on-line Project Gutenberg.