domingo, 15 de diciembre de 2013

La oscura rúa de San Pedro

"Parece ser que el tío, no bien llegado, se encontró con el canónigo Eucodeia, al atardecer en la oscura rúa de San Pedro; y, cogiéndolo de un brazo, le amenazó, de buenas a primeras, "con romperle la crisma, o mejor dicho, el cráneo, que la crisma era demasiada cosa para un canónigo"."

Eduardo Blanco-Amor, La catedral y el niño, ed. Galaxia, Vigo 1997, páx.100

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