viernes, 31 de enero de 2014

El vuelo callado de una lechuza

"Frente a nosotros estaba el David, sin relieve, como laminado contra el resplandor de las vidrieras encendidas de luna. Contra las luminosas estalactitas pasó el vuelo callado de una lechuza.
  Continuamos un largo rato metidos en aquella conversación laberíntica. Desde hacía un tiempo, los coloquios con Amadeo me sobreexcitaban cada vez más. Ya no eran sólo sus palabras y su voz, sino su cercanía corporal. (...)
   Otras veces, en los cerrados boscajes que formaban las riberas del Sila, donde íbamos muchas tardes a nadar, me perseguía con cortos aullidos, como de salvaje, y cuando lograba alcanzarme caíamos en el césped, luchando."

Eduardo Blanco-Amor, La catedral y el niño, ed. Galaxia, Vigo 1997, páx.341

jueves, 30 de enero de 2014

Los pies a su antojo

"-¿Qué te pareció?- dijo Amadeo, cuando llegábamos al café de la Unión.
 -¡Sublime!- me quedé pensando en aquella ramplonería, pero no me fue posible dar con otra palabra. Tomamos chocolate, salimos de allí cerca de la una y caminamos al azar, dejando andar los pies a su antojo. Hacía calor. Cruzamos el barrio de las fuentes termales, llamadas las Burgas, envuelto en un vapor gris con olor ligeramente sulfuroso. Al final de la calleja, en el gran lavadero, más de medio centenar de mujeres, como transfundidas en aquella bruma caliente, armaban la cháchara y el canturreo, golpeando la ropa y moviéndose como fantasmas a la luz pitañosa de las escasas ampollas eléctricas metidas en rejillas de alambre, llenas de telarañas. Cruzamos por el puente del río Barbaña y ascendimos por la colina frontera. Nos detuvimos en lo alto, bajo un soto de robles. Asomaba tras la montaña la luna como un lento balón pulido, dejando en sombra el lugar donde estábamos, y lanzando sus haces sobre el panorama de la ciudad. Me di cuenta, por vez primera, que desde allí debían de tomarse aquellas vistas que luego se vendían en postales dobles: "Auria: Vista general". Brillaba la ciudad con sus cubos pétreos embadurnados de plata agrisada. (...)

Presentación da rodaxe da nova versión de "A emorga"




mmmm

Presentación da rodaxe

miércoles, 29 de enero de 2014

Tanta gente que supiese de música

"Al día siguiente en el café, en los grupos de gentes letradas, -"los intelectuales", como empezaba a llamárseles-  reinaba una visible excitación. Estaban constituídos por una mezcla de escritores, periodistas, profesores nuevos del Instituto y de la Normal y por todo género de lectores y de aficionados a las artes y a las letras, pertenecientes a la burocracia del Estado. Los poetas y escritores eran inéditos en su gran mayoría, y la base de su crédito era puramente referencial. (...)

El motivo de la nerviosidad excepcional que aquel día los agitaba, era el concierto que a la noche siguiente -anticipándose en varias fechas a la anunciada, por circunstancias imprevistas en su gira- habría de ofrecer, en el Teatro Principal, la Orquesta Filarmónica de la Corte. Por vez primera iba a ocurrir en Auria un acaecimiento de esta naturaleza. (...)

Confieso que al entrar, la noche siguiente, en el teatro, me hallaba en un estado de desasosiego tan anómalo, que parecía miedo.(...)

Volvimos cuando estaban ya afinando. Me asombré de que hubiera en Auria tanta gente que supiese de música como para intervenir con tanto ardor en las discusiones, arriesgándose en tantas réplicas, loas o distingos."

Eduardo Blanco-Amor, La catedral y el niño, ed. Galaxia, Vigo 1997, páx.330-333

martes, 28 de enero de 2014

Un resplandor extraño en los ojos

"Fuimos las noches siguientes a ver el cometa de Halley, desde los altos del Montealegre. Aparecía sobre los pinares, fosfóreo, curvo, como agorero.
-(...)Tienes un resplandor extraño en los ojos.
-Sí, a fuerza de trasnochar acaban adquiriendo el color nocturno. Así son los ojos de los diablos, de lso viciosos de la carne y de los garitero -comentó, con falso acento tremebundo. (...)

Me acosté y tardé mucho en dormirme. Repiqueteaban en mi cabeza las frases de Amadeo; sobre todo las más elusivas, las lejanas, las de menos sentido. Se oían los chorros de la Fuente Nueva tamborileando sobre el parche del pilón."

Eduardo Blanco-Amor, La catedral y el niño, ed. Galaxia, Vigo 1997, páx.328/330

lunes, 27 de enero de 2014

¿Cómo sabes tanto de este pueblo?

"-¿Cómo sabes tanto de este pueblo?
 -¡Oh, llevo aquí años de años, ciclos, edades...! Mi padre es un enamorado de su ciudad natal y he crecido en su adoración, regándome con su dulce nombre... Desde que nací. Yo soy africano, de Tánger, que es una forma muy llevadera de serlo... Mi infancia es la protesta de mi padre contra aquellos solazos, contra aquellas tolvaneras, en defensa de estas brumas y musgos. Además es poeta, por añadidura. Sería como para haberle aborrecido si no pusiese tanta alma en su morriña. Por otra parte, la comprobación no resulta del todo negativa. Ya veremos la gente; el inconveniente de todos los edenes son los bichos... -daba gusto oírle hablar con frases tan rápidas, tan inesperadas, tan de libro. Yo jamás había oído cosa semejante y no me atrevía a contestarle-. Mi padre es "el" Hervás, como decís aquí, administrador de la Tabacalera. Un día, paseando con él, te vi. Ya sé que te llamas Luis y que eres de la familia de los Torralba. (...)
-¡Hombre! Aquí pegas el oído a una piedra y te cuenta la historia de la ciudad, desde que fue extrema oficina y punto termal de romanos aburridos hasta los próximos cien años."

(Diálogo entre Luis y su nuevo amigo, Amadeo)

Eduardo Blanco-Amor, La catedral y el niño, ed. Galaxia, Vigo 1997, páx.326

domingo, 26 de enero de 2014

Madrigal á cidade de Ourense

Contemplas, muda e queda, ó Montealegre
e intentas apreixar inutilmente
ó caudaloso Miño, cos dedos

firmes e abertos das túas pontes.

O río leva ó esquecemento, nobre Ourense
-antiga Atenas nosa-, os mortos teus.
Estás quedando baleira, sen lembranzas,
aboiando nas néboas da incerteza.
Quizais o deches todo, todo, vella Auria:
incluso o ouro teu, tan ben gastado
nos acendidos roibéns dos teus ribeiros.

Manuel María, Viaxes e vagancias de MP, Madrid, S.M., O Barco de Vapor, 1994
(Extraído do libro: Ourense, craro río, verde val; escolma de Marcos Valcárcel
Concello de Ourense, marzo 2001, páx. 107)

sábado, 25 de enero de 2014

Diversiones estelares

"De estos días viene mi amistad con Amadeo, que era otro deslumbrado (...)

Una de aquellas noches me lo encontré, acodado en el pretil del alto puente de Trajano, con la vista fija en un punto del firmamento. Era un lugar bastante obscuro, y, más que verlo, lo adiviné por el alboroto de su pelo ensortijado y la dignidad de su perfil, que se destacaba contra el resplandor de las lejanas ampollas eléctricas, a la entrada del puente. Pasé una y otra vez, para cerciorarme, y también un poco intrigado por lo que allí estaría haciendo.
-¡Hola! -me dijo (...)
- Estaba tratando de ver quién era el otro extravagante que se queda de noche mirando a las estrellas. Me alegro de que sea usted.
- Pero nada de romanticismo, pura curiosidad científica -su acento denotaba la forastería y podía ser clasificado entre lo que entendíamos en Auria como habla madrileña.
- ¿Curiosidad científica, en Auria? ¿Y trato directo con sus cosas, aquí?
- Un cometa no elige sus puntos de observación, afortunadamente para los pobres de este bajo mundo. Apenas si nos van dejando las diversiones estelares. (...)

Te lo propongo que lo veamos desde los altos del Montealegre: de paso oiremos los primeros ruiseñores, que deben de estar llegando, si no están aquí ya -efectivamente, era una costumbre de Auria el ir a esperar los primeros ruiseñores a mediados de aquel mes, por la noche, a las afueras."

Eduardo Blanco-Amor, La catedral y el niño, ed. Galaxia, Vigo 1997, páx.323-325

viernes, 24 de enero de 2014

Las miradas de otras vidas flotando en el aire

"Al comienzo de los gozosos paseos nocturnos en la Alameda, que duraban todo el buen tiempo, descubrí, un día, de pronto, las miradas de otras vidas flotando en el aire, llenas de sentido, de comunicación. Las descubrí también en mí mismo. Me sentí en poder de una expectación que ya no nacía de mí, sino que me poseía, que me venía de todo: de los seres y de las otras presencias del mundo que se me mostraban con repentina solidaridad."

Eduardo Blanco-Amor, La catedral y el niño, ed. Galaxia, Vigo 1997, páx.322

jueves, 23 de enero de 2014

Sobre la indefensión de mi vida

"El aspecto religioso de la vida de Auria había pasado a términos muy secundarios, y la lucha, tan denodada en años anteriores, había ido cediendo. (...)

 Y en mi caso particular, ni aun eso, pues mis asistencias al templo, más que originadas en la militancia de la fe, obedecían a las fluctuaciones de mi humor.(...) Por otra parte, mis aficiones arqueológicas y mis estudios, un poco a la buena de Dios, sobre las épocas resumidas en la varia arquitectura del templo habían ido reduciendo la esfinge catedralicia a las razonables proporciones del conocimiento; aunque, a decir verdad, en el fondo de mi ser, sofocada, mas no acallada, seguía estando viva aquella tendencia a responsabilizarla por todo cuanto de injusto, insólito o negativo sobrevenía, sobre la indefensión de mi vida."

Eduardo Blanco-Amor, La catedral y el niño, ed. Galaxia, Vigo 1997, páx.320-321

miércoles, 22 de enero de 2014

Ávido del paisaje natal

"Tuve un gran disgusto cuando supe que las tías cosían, bajo cuerda, para las mejores familias de Auria, a fin de ayudarse. Yo me sentía incapaz de reaccionar, y lo único que hice fue dejar, de la noche a la mañana, los estudios y entregarme a solitarios paseos por las montañas y bosques cercanos. (...)

 Desde que Eduardo llegaba apenas permanecían en casa; todo se les volvía visitas o paseos por las montañas y a lo largo de los ríos, pues según él afirmaba, venía siempre ávido del paisaje natal.(...)

 Mi existencia de parásito se reducía a dar largos paseos por las afueras y a devorar, uno tras otro, sin discernimiento alguno, los estantes de la Biblioteca Municipal fundada por mi abuelo."

Eduardo Blanco-Amor, La catedral y el niño, ed. Galaxia, Vigo 1997, páx.315-317

martes, 21 de enero de 2014

En torno al patíbulo

"-Entonces te espero a la vuelta del Jardín del Posío, en la Fuente del Picho. No tardes -le dije.
 -No, allí es demasiado lejos y podemos perdernos con tanta gente como irá.
 (...)
 -Hay que andar con cuidado, pues me parece que tus tías Lola y Asunción también van a ver la muerte, desde el mirador de la finca de los Eire.
 (...)
 -Bueno, después te contaré. Date prisa. Te espero en la Fuente Nueva -y dejó allí el capacho de la compra, en la panadería de la Maica.

 Un río interminable de gente se encaminaba hacia el campo del Polvorín. Mucho antes de llegar ya tuvimos que acortar el paso, y terminamos por meternos a través de unas viñas y por vadear un arroyo descalzos. (...) Mas tampoco así pudimos entrar ya en el campo de la ejecución. Retrocedimos, para coger el camino de la Sila, entre altos paredones que cercaban las viñas, y gateamos por las junturas de las piedras de uno de ellos hasta encaramarnos a una heredad.(...)

lunes, 20 de enero de 2014

Sentencia a garrote vil

"De aquellos días conservo una de estas imágenes. La Audiencia provincial, a cuyas vistas de procesos criminales asistíamos los de Auria como a un espectáculo que por tan habitual ya había dejado de ser excitante, dio un fallo de sentencia de muerte que conmovió a la población. (...) Vivían los protagonistas en unas tierras altas, entre los pinares del camino a la Manchica.(...) Por otra parte, el hecho de haber mandado a su hija única a educarse en las Carmelitas, de Auria, desde los siete años, es decir, desde que quedara viudo, hasta los catorce que tenía cuando de nuevo la llevó a vivir con él, no encajaba en las costumbres comunes a los campesinos. (...)

No obstante, la sentencia a garrote vil conmovió a la ciudad, que se sintió deshonrada porque en su recinto se alzase un patíbulo. No había memoria de que allí hubiese funcionado jamás una horca. Algún reo, incluso, había llegado a estar en capilla, pero jamás llegó a consumarse, en Auria, esta bárbara forma de aniaquilamiento de un ser humano. (...)

domingo, 19 de enero de 2014

En aquel Auria que iba surgiendo...

"Habían pasado cuatro interminables años desde el encarcelamiento del tío Modesto y la huida de mi padre, cuando mamá determinó que me quedase en Auria para continuar, en el instituto, mis estudios. (...)
También la ciudad había ido cambiando en aquellos años decisivos, aunque el fondo de su espíritu continuaba siendo el de antes, pues la generación criada -educada sería mucho decir- en los nuevos usos, que en aquel quinquenio sufrieran una visible modificación, no tenía aún directa injerencia en la vida del burgo, ni siquiera en su propia vida. Las diligencias iban siendo sustituídas por líneas de autobuses, los trenes eran más frecuentes; la luz eléctrica era ya un patrimonio público y privado, con lo que la ciudad había perdido aquel íntimo misterio nocturno que la hacía retroceder, llegada la obscuridad, a siglos pretéritos, con sus callejas lóbregas y estrechas y las antiguas arquitecturas llenas de prestigio fantasmal. La instalación de dos Escuelas Normales había atraído sobre Auria una irrupción abundante y alegre de muchachos y muchachas de la provincia. Las conquistas de la clase 

Humillación inferida al templo

"La palabra de mi padre se iba acelerando, evitando matices y pormenores, como pasando de largo frente al hecho principal en lo que a él competía.
-Sin decir una palabra a nadie, me fui a casa de Modesto y luego a la fonda, a coger algún dinero y a disponer de cosas... Después me dirigí a la catedral. Tuve que esperar dos horas mortales, por allí escondido. Cuando ya estaban todos rebuznando, salí de mi escondite y salté el barandal del coro con unas intenciones de hiena, te lo confieso. A pesar de la poca luz me reconocieron y hubo una espantada general de canónigos. Y eso que yo iba sin armas. ¡Qué animalada, qué estúpida imprevisión! El primero que me hizo frente fue el pobre Portocarrero, al que no tuve más remedio que tumbar de un golpe en el estómago. ¡Pobre don José, allí quedó sin menearse! Eucodeia, que era la pieza que yo iba cobrar, saltó como un corzo del escaño, y quiso huir, mientras yo despachaba a Portocarrero; pues la verdad es que me tuvo trabado unos instantes, con su fuerza de gañán. Pero lo hizo tan mal Eucodeia que se fue de bruces. Se ve que su destino es ése. Cuando se levantó yo estaba ya a su lado. Me eché a él y le di cuantas pude, que no fue cuantas quise. 

viernes, 17 de enero de 2014

Aquel hormiguillo y azogamiento

"El estilo de la sociedad de Auria consistía en un constante removerse, en una animación ociosa, infatigable y cuanto más inconsistente mejor, lo cual obligaba a tener almacenado gran cantidad de palabras y ademanes superfluos para servir a aquel hormiguillo y azogamiento de tantos gestos y vocablos inútiles."

Eduardo Blanco-Amor, La catedral y el niño, ed. Galaxia, Vigo 1997, páx.245

Aquella tétrica coyunda

"...de aquella primitiva ligazón que me había tenido como apresurado en la dura permanencia del templo, en su perpetuidad implacable, en su estabilidad. Pero aquella tétrica coyunda con la catedral y su imperio sin respuestas también tendría que ser cancelada, tanto en el poder de su presencia material cuanto en la sutileza de sus símbolos, que me habían ido envolviendo, penetrando, hasta inmovilizarme."

Eduardo Blanco-Amor, La catedral y el niño, ed. Galaxia, Vigo 1997, páx.242

jueves, 16 de enero de 2014

Un horrísimo fragor de cristales

"Interesa, aun a riesgo de parecer demasiado prolijos, a la crónica de Auria, decir lo que la tradición afirma que allí ocurrió. No es nada fácil, a causa del confusionismo que siempre obscurece el criterio histórico, aun en los relatos coetáneos. Los paseantes del espolón de la Plaza Mayor, al ser interrogados, después de la tremolina, por las gentes ávidas de información, incurrieron, desde los primeros momentos, en insalvables contradicciones, que incluso llegaron a salpicar de parcialidad los apuntes del cronista municipal de Auria. Pero manejando eclécticamente los confusos materiales, pudo llegarse a la siguiente síntesis: Sobre las notas finales de una fantasía de El anillo de hierro, pues, por ser aquel día jueves, la banda municipal daba un concierto vespertino en la gradería del Consistorio, oyóse una gran voz, saliendo de la mencionada oficina de farmacia:
-¡Proclame usted que esa indirecta no me está destinada o nos vermos las caras...!
Y otra voz de no menor cuantía:
-¡Soy hombre para usted y para diez fanfarrones como usted!
-¡No dice su mujer otro tanto!
Esta última frase fue seguida de un breve y dramático silencio, y, casi de inmediato, oyóse un horrísimo fragor de cristales y cacharrería...

La rebotica de Ardemira

"Al Casino no se podía ir, pues se hablaba del asunto en términos que hacían incapaz el diálogo y hubo, además, sopapinas y escaramuzas, en que los antagonistas se arremetían en el jardín.

Ni qué decir tiene que todo este penoso rebullicio culminó en la rebotica de Ardemira, donde aquellos varones sapientes, cancelando las garantías de su ilustración, se pusieron finalmente a pan pedir y se echaron unos a otros del establecimiento.(...)

-Estoy seguro y lo juraría por los Evangelios, y no digo apócrifos por no agregar redundancias, que esta pedrea al convento de las Adoratrices es pura filfa. (...)

-¿Cómo puede alguien, sin ser un insensato, negar que los disparos que ayer se hicieron contra las Carmelitas proceden de armas mandadas de Barcelona y, por lo tanto, de origen anarquista? (...)

-Hace falta cinismo para negar que el alijo de fusiles, destinado a los monárquicos portugueses, salió de aquí, de las propias bodegas del obispo..."

Eduardo Blanco-Amor, La catedral y el niño, ed. Galaxia, Vigo 1997, páx.232


miércoles, 15 de enero de 2014

Periódicos

"Cuando mediaba la entrevista, entró, muy excitado, su esposo con El Miño en la mano, en cuyos grandes titulares se leía: "Horroroso terremoto en Messina". (...)

Arreció aún más la campaña de El Vértigo en una serie de escritos donde intervenían los editorialistas del grueso calibre doctrinario al lado de los francotiradores y guerrilleros de los sueltos y gacetillas. Por su parte El Eco, hablaba de "incitación ácrata al atentado personal colectivo", a lo que el Tarántula contestó en un artículo, valientemente firmado, con cosas como éstas:"Se nos dice que preconizamos el atentado personal porque descendemos al ágora ciudadana - el ágora era el pestilente Campo de la Feria, en los arrabales de Auria, lleno de boñigas de los mercados ganaderos, que allí tenían lugar cada quince días, y que era donde se celebraban los mítines de "ideas avanzadas"(...)

Las algaradas del populacho seguían cada noche más ardidas y numerosas, y el alcalde publicó un segundo edicto apelando a la "tradicional cultura del pueblo auriense" y diciendo que "toda la Península tenía puestos sus ojos en la ciudad".

Eduardo Blanco-Amor, La catedral y el niño, ed. Galaxia, Vigo 1997, páx.228/231

martes, 14 de enero de 2014

La vida medieval de Auria

"En cuanto al asunto de mi tío con Eucodeia -que tal vez no era otra cosa, decían los medievalistas ante la sonrisa desdeñosa de los otros, que "un regazo inconsciente del pleito secular entre burgo y la Iglesia Mayor que regía toda la vida medieval de Auria"- apuntó desde los primeros comentarios como sumamente agresivo y peligroso..."

Eduardo Blanco-Amor, La catedral y el niño, ed. Galaxia, Vigo 1997, páx.225-226

lunes, 13 de enero de 2014

Pasarela de Outariz


E marchan todos para á casa. Cancún xa sabe o camiño e ponse á cabeza. Fixeron boas migas el e mais Chispa.
-Esta ponte non se parece nada á ponte ramona - di Carlos, trabucándose outra vez.
-Non é ramona, que é romana -contéstanlle todos.

Pepe Carreiro, Os Bolechas van de viaxe: As pozas de Ourense, A Nosa Terra, 2009, páx.24

domingo, 12 de enero de 2014

Aquí xa viñan os romanos


-Eu veño moito ás pozas -dilles o pai de Silvia- Aquí xa viñan os romanos hai centos de anos, a se bañar nestas augas quentes. Mirade se son famosas! (...)

-Carlos, sae da poza, que marchamos! - berra Silvia.
-Xa vou, ho! Non me acaloredes máis!

 Pepe Carreiro, Os Bolechas van de viaxe: As pozas de Ourense, A Nosa Terra, 2009,
 páx.20, 21, 22 e 23

sábado, 11 de enero de 2014

Esta auga tamén está quente


Por fin chegan ás pozas.



Carlos guíndase contra unha poza.  -Eiaaa! Apartade todos. Velaí vai un bacallau a remollo!


 -Silvia, non me avisaches! Esta auga tamén está quente!
-Íacho dicir, Carlos. As pozas teñen auga quente dos manciais. Pero dá gusto meterse nelas, é como se bañar na bañeira.



Pepe Carreiro, Os Bolechas van de viaxe: As pozas de Ourense, A Nosa Terra, 2009, páx.16, 17, 18 e 19.

viernes, 10 de enero de 2014

O xardín das esencias



- Falta moito para chegar, Silvi? -pregunta Loli.

- Non, xa estamos preto das pozas de Outariz, que é onde nos agarda o meu pai. Olla, Loli. Ese é o xardín das esencias. Non ules o arrecendo? Son herbas medicinais.

Pepe Carreiro, Os Bolechas van de viaxe: As pozas de Ourense, A Nosa Terra, 2009, páx.15

jueves, 9 de enero de 2014

Estas pedras arden




-Aaag! -berra outra vez o Carlos. Estas pedras arden!
-Non vaias por elas, ho! dille a Silvia. Ese é un camiño para fortalecer os pés e, coa calor, as pedras quecen.








-Oes, Silvia, -ponse Carlos, picado- en Ourense está todo quente ou que raios pasa? A auga das fontes sae fervendo, o tren parece unha sauna, as pedras escadan...
-Acouga, ho!-dille a ourensá-, cando cheguemos ás pozas, xa estarás fresco.




Pepe Carreiro, Os Bolechas van de viaxe: As pozas de Ourense, A Nosa Terra, 2009, páx.12-13

miércoles, 8 de enero de 2014

O tren que vai ás pozas

                                                    Os Bolechas e mais Silvia soben ao tren que vai ás pozas.(...)

Carlos non soporta a calor, e aínda ten a boca escaldada da auga das Burgas.

-Agardade unha migalla - di Carlos, xa no camiño que leva ás pozas. Vou tirar os zapatos e os calcetíns, para levar os pés frescos.


Pepe Carreiro, Os Bolechas van de viaxe: As pozas de Ourense, A Nosa Terra, 2009, páx.5,8,9 e 11

martes, 7 de enero de 2014

Esta auga queima




Vai moita calor esta fin de semana en Ourense, e, co peso das maletas de Silvia, aínda se nota máis.
-Teño unha sedaza, que me arde a boca. Vou beber un groliño de auga fresca nesta fonte- di Carlos.







 -Aaag! Esta auga queima! Que me coma o demo! Esta quente coma o caldo - berra Carlos.
-É que é a fonte das Burgas, Carliños, non sabes?
Esta auga sae fervendo. Non é para apagar a sede, é auga medicinal- explícalle Silvia.





Pepe Carreiro, Os Bolechas van de viaxe: As pozas de Ourense, A Nosa Terra, 2009, páx.6-7

lunes, 6 de enero de 2014

A ponte ramona

"Os Bolechas están en Ourense. Van pasar a fin de semana na casa da súa amiga Silvia.
-É por aquí. Ela vive preto da ponte ramona -di Carlos.
-Non é ramona, que é romana -corríxeo Pili."


 -Ei! Por fin viñestes á miña casa! -ponse Silvia.
-Si, viñemos pola ponte ramona... ou, que diga, pola ponte romana -dinlle Pili e Loli.

Pepe Carreiro, Os Bolechas van de viaxe: As pozas de Ourense, A Nosa Terra, 2009, páx.2-3

domingo, 5 de enero de 2014

sábado, 4 de enero de 2014

La espada de Alongos

"En tales ocasiones, los diálogos eran edificantes y elevadísimos, aunque, de vez en cuando, se colasen otros motivos que los conducían hacia la pasión y el moderado enojo, como eran ciertos puntos de la política nacional o la tesis de si la espada que tenía, en su pazo de Alongos, el señor de las Cabadiñas, representaba un gótico harto primario o un románico muy tardío, pues todos desechaban la teoría visigótica de Vicente Alcor..."

Eduardo Blanco-Amor, La catedral y el niño, ed. Galaxia, Vigo 1997, páx.225

viernes, 3 de enero de 2014

La quinta episcopal de Esgos

"Y como el navarro se mantuviese irreductible, obtuvo un certificado del médico forense y mandó, sorpresivamente, a Eucodeia a que fuese a serenar su ánimo en la quinta episcopal de Esgos, con dos ensotanados  guardias de vista, instruidos con órdenes muy severas, haciéndole representar en el sumario por letrados de la Curia, "a causa de su momentánea inutilidad física y de su evidente turbación moral"."

Eduardo Blanco-Amor, La catedral y el niño, ed. Galaxia, Vigo 1997, páx.219

jueves, 2 de enero de 2014

Milhombres

"Luego todo quedó en silencio. Cuando empezábamos a dispersarnos, con la consigna de vernos de nuevo en el Casino, viose llegar, muy afanada, a una pareja de guardias municipales.
-¿Qué pasó aquí?- demandó, con voz que pretendía ser autoritaria, el más pequeñarro, uno que era casi enano, a quien llamaban el Milhombres."

Eduardo Blanco-Amor, La catedral y el niño, ed. Galaxia, Vigo 1997, páx.215

miércoles, 1 de enero de 2014

En Auria, las peleas siempre de hombre a hombre

"Sin duda alguna Eucodeia había sido advertido, pues un instante después de haber pasado bajo la luz del farolón, se vio a tres bultos,  que venían tras él, quedarse pegados al muro de Santa María que daba a la calle Cardenal Cisneros, quizás por si la agresión era múltiple; cosa totalmente desusada en Auria, donde las peleas eran siempre de hombre a hombre."

Eduardo Blanco-Amor, La catedral y el niño, ed. Galaxia, Vigo 1997, páx.213