viernes, 31 de octubre de 2014

En una consideración de ritmos estacionales

Plubia
"En una consideración de ritmos estacionales, el mundo de la vida pre claustral del P. Maestro se expresa en dos aspectos de diversa matización de los mismos temas. Melias en las amplias terrazas del Miño, en su curso central de logradas madureces. Allariz, ribera más alta, con una sobriedad que señala lo próximo de la montaña. En la orilla del Miño las formas son opulentas, las viñas y los pazos y los prioratos y rectorales señalan densa historia y riqueza. En el círculo de Melias figuran su homónima trans-miñota S. Miguel de Melias, se ven las torres de La Peroxa, la montaña es tierra de Ramoín y Luintra, tierras verdes, de ricas aguas, amparadas en los derrames de la Cabeza de la Meda. Por entonces no encuadraba el valle los mantos de los pinares de hoy. El castaño agrupado en sotos decoraba las laderas. Los bosques de robles, muchos de ellos reducidos a compactos matorrales, se espaciaban a lo largo de los resaltes rocosos, la zona de la viña dispuesta en parrales aparecía bien demarcada. Las iglesias y casas grandes resaltaban sobre los grupos de moradas labradoras, grises, oscuras,  ahumadas, cubiertas de "colmo" o paja de centeno. El "chaume" de la Europa central de lengua latina.  El "pazo" de Casdemiro no es de los amplios de Galicia. En su dignidad explica mejor que otros magníficos la íntima compenetración del vivir señorial con el labriego. El jardín se continúa y matiza en el huerto. La casa de tres salones  amplios se franquea generosamente al Sur y al Oeste. Es alegre y variada, siempre expresiva la composición prolija de las laderas del valle. Madugra la primavera en los hondos regatos, el sol se enciende con bríos prometedores en las colinas cuando aún las nieblas se tienden en el valle. Con las largas temporadas de invernía o invierno, en el sentido campesino y etimológico de la palabra "invierno", todas las cañadas afluentes al río se hinchan con el rumor bajo, solemne, nutricio de las aguas mantenedoras del verdor de los peñascos, construcciones y troncos. Es perezosa la invernía suave, duras las quincenas de helada y el frío intenso y mordiente bajo la niebla.(...)
  El contraste en estío y otoño determina en Casdemiro el dominio de cromatismos fuertes, más acentuados en los septiembres finales, el "acmé" del paisaje de las riberas vitiferas, en el Arnoya una mayor continuidad de los verdes tiernos. (...)

 Si hay en el P. Feijóo pocas impresiones de paisaje -y ninguna gallega- no por ser eso sería justo pasar en silencio las esenciales determinantes de los tres pequeños mundos, matizaciones diversas del mismo tema -el Miño y Casdemiro, el Arnoya y Allariz, posiblemente el Sil y San Estebán- con los que mantuvo la misteriosa y compleja relación de los largos sueños y profundo vivir fisiológico de la niñez."

Ramón Otero Pedrayo, El Padre Feijóo, Su vida, doctrina e influencias, págs. 49-50, Instituto de Estudios Orensanos "Padre Feijóo", Orense, 1972

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