jueves, 23 de abril de 2020

"Morbus lupinus"


“-No es, señores magistrados, como ayer pretendía el señor fiscal de Su Majestad –comenzó don Ramón Sanjurjo con gesto tribunicio al reanudarse la vista-, privativa de la montaña gallega la creencia en la licantropía o transmutación del hombre en lobo. Desde la más remota antigüedad el mito de la licantropía, el “morbus lupinus”, figura entre los temas gratos a los escritores: ved si no cómo Herodoto atribuye a los neurios la posesión del secreto de transformarse en lobos; ved a Ovidio presentando a Licaón, rey de Arcadia, metamorfoseado por Júpiter en lobo; a Plinio, el naturalista, achacando la licantropía a raza de Anteneo; a Petronio en el “Satiricón” y a Virgilio en la octava de sus “Églogas” describiendo casos del mismo mal. Ved entre los escritores cristianos a San Agustín, al jesuíta Martín del Río, a nuestro ínclito coterráneo el Padre Feijóo, explicando en qué consiste tan terrible cosa; y al genio luminoso de Goethe cuando, en las noches de Walpurgis, presenta a las mujeres-gatas, otra forma de zoantropía; y a Cervantes en “Persiles y Sigismunda”. Estudiad las disertaciones de Avicena, de David Sennert y del doctor Calmeil,  así como los “Dialogues de la Lycanthropie”, de Claude Prieur. Repasad, señores de la Sala, los monumentos de la poesía popular de los pueblos de Occidente y os encontraréis con una constante presencia del hombre lobo: “Gerulf” entre los galos, “loup-garou” en francés moderno, “werwolf” en Inglaterra, “wargus” en Alemania. ¿Cómo extrañarse de que en Galicia existan corrientes populares de adhesión a una creencia que se halla difundida por todas las zonas montuosas de Europa y, principalmente, por las que forman parte del antiguo mundo céltico? ¿Es lícito apellidar bárbara e ignorante a una región que conserva los mitos consagrados en los fastos de la literatura universal?”

Martínez-Barbeito, Carlos. El bosque de Ancines.  Ayma editor de Barcelona, 1947. pág. 193-194

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