martes, 11 de noviembre de 2014

Pequeña ciudad ferviente de anhelos y apasionada por las ideas

"No podemos olvidar los momentos de ferviente entusiasmo vividos por Orense, en los días de la inauguración de la estatua del Padre Maestro. No era la primera. La primera obra del artista compostelano Juan Samartín y Serna, que la modeló en Madrid, en 1858, fue adquirida por el Estado y colocada en la Biblioteca Nacional antigua. En el nuevo edificio de Recoletos no figura ninguna estatua del autor del "Teatro Crítico".
 Ignoramos a donde haya pasado esta obra notable, según un crítico que escribe en 1884, por la "clásica simplicidad, noble caída de los paños, y muy especialmente por la expresión de la cabeza... inclinada con cierta melancólica dulzura sobre el folleto escrito tal vez por alguno de sus muchísimos detractores".

 Orense era en 1887 una pequeña ciudad ferviente de anhelos y apasionada por las ideas: era el Orense de Curros, de Carvajal, de Saco y Arce, del comienzo de una época y el saudoso recuerdo de otra. La estatua como vindicación y como noble tributo, se debe sobre todo a la energía e inquebrantable voluntad de un patricio orensano, el letrado y banquero don Manuel Pereiro Rey, vecino de la Plaza Mayor, al que se refiere el poeta y orador Alberto García Ferreiro al escribir la crónica de aquellos días inolvidables, que entre las aclamaciones de los veinte mil asistentes al descubrimiento de la estatua el día 8 de septiembre un hombre solo "lloraba" al ver realizado su gran pensamiento después de muchos años a prueba de "contrariedades y disgustos". Asistieron muchas notables figuras de Galicia y fuera de ella: Paz Nóvoa, Pérez Placer, Labarta, Cid Hermida, Alfredo Brañas, Placer Bouzo, Nicolás Taboada, Torcuato y Renato Ulloa, el doctor Maximinio
Teijeiro, el P. Restituto González, O. S. A. Había fallecido el ilustre Saco y Arce. (...) El cronista describe el aspecto de la catedral durante las Honras y del Teatro de la calle de la Paz en el que leyó su discurso la señora Pardo Bazán "descotado el mórbido busto, aprisionada la gallarda figura entre riquísimos encajes, recogidos los abundosos cabellos por centeallentes "rivieres" de hermosas piedras, enguantados los esculturales brazos, resplandeciente el luminoso mirar, retozona la sonrisa y alegre el simpático rostro". La estatua de Soler, fundida en Barcelona, le parece inferior al modelo presentado por el valenciano Gandarias por más idealizada sin desprenderse de la realidad. La elegida le parece tosca, "la cabeza no se inclina sobre el pecho y en la cara no se advierten aquellas líneas que la imaginación busca en un coloso de la inteligencia"."

Ramón Otero Pedrayo, El Padre Feijóo: Su vida, doctrina e influencias, Instituto de Estudios Orensanos "Padre Feijóo", Orense, 1972, pág.752-753

Imagen: "Bosquexo de escultura do Padre Feijóo" de Isidoro Brocos Gómez. Del catálogo de la exposición: "Cidadán libre da República Literaria", outubro de 2014, Ourense.

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