jueves, 13 de marzo de 2014

Siempre a gritos

"Yo pasé de largo sin decirle nada. Lo había querido mucho (seguía queriéndolo), aunque era mayor que yo, dos o tres años; tendría entonces trece o catorce.

  En realidad fue el primer amigo que tuve, antes de que lo fuese Diego, que, al principio, era sólo mi primo. A pesar de ser Crespiño un aldeano, no tenía punto de comparación con los chicos de Auria, tan idiotas y mandones, todos iguales, siempre a gritos."

Eduardo Blanco Amor, Los miedos, ed. Destino, Barcelona, 1963, 1ª edición, páxs.52-53

No hay comentarios:

Publicar un comentario