lunes, 3 de marzo de 2014

Los viejos coches rechinantes

"Y para tales hazañas había que ir en los viejos coches rechinantes, tragando polvo, quietos cada uno en su sitio, sin dejarnos siquiera encaramar al pescante, como cuando bajábamos, sin extraños, a la villa o en el largo viaje a A... a hacer compras con la abuela o con la tía María Cleofás, sentados junto al Rúas o al Barrigas, los cocheros, siempre tan alegres, con sus carotas llenas de risa y sus denuestos por lo bajo."

Eduardo Blanco Amor, Los miedos, ed. Destino, Barcelona, 1963, 1ª edición, páx. 19

No hay comentarios:

Publicar un comentario