viernes, 3 de marzo de 2017

Una visita al convento (X)


"Al subir á una pequeña colina quisimos mirarlo por vez postrera, pues quizás nos alejábamos de él para siempre, y en verdad que el espectáculo era sublime en demasía.

La campana de la iglesia con su alegre repiqueteo anunciaba á los sencillos labriegos que su mísera comida los esperaba en el hogar, por un momento deslizáronse en confusión por los estrechos senderos, hombres y ganado que se dirigían á las chozas; extinguida la voz de la campana, fuéronse desvaneciendo las espirales de humo que brotaban de los encendidos hogares, y todo quedó en ese silencio que precede en la época de los calores, á la hora de la siesta.

El sol, cayendo perpendicular, inundaba el sombrío monasterio de rojizos reflejos y hacía fulgurar las bullidoras aguas que murmuraban secretos misteriosos en desconocido idioma.
Momentos después, alejados ya del vetusto monasterio, no quedaba mas que un recuerdo informe en nuestra mente."

Heraclio Pérez Placer,
“El Escorial de Galicia”, El Álbum Literario, 2 de decembro de 1888, nº44, páx. 3-4. 

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